El Bombillo Rojo

En el año 1966, el teniente Eutimio Fuguet Borregales estaba certificado para volar los bombarderos B-25J Mitchell, asignados al Escuadrón de Bombardeo No.40 de la Fuerza Aérea Venezolana (FAV). Fue comisionado para realizar un vuelo de rutina, donde iba como piloto desde la ruta Barquisimeto, estado Lara a la base aérea ‘El Libertador’ en Palo Negro, estado Aragua.

El vuelo se desarrollaba normalmente, sin contratiempos y con buen tiempo hasta que, a la altura de la población de Nirgua, estado Yaracuy, un detalle en el tablero de instrumentos llama la atención del teniente Fuguet, se encendió la luz del alternador del motor derecho, novedad que le informa al mecánico de vuelo, sargento Lara Carrillo, quien sin dudarlo y de manera inmediato procedió a colocarse detrás del tablero de vuelo, posición que consiguió arrastrándose por el piso del copiloto.

Al sargento Lara no le quedó más remedio que permanecer por un largo rato en tan incómoda posición, por más que lo intentara, se mantenía la luz de alarma prendida en rojo para indicar la falla.

Súbitamente se apagó el pequeño bombillo, la tranquilidad retornó a la cabina de vuelo y el teniente Fuguet pensó por el momento que se había resuelto el problema, la preocupación inicial se basaba en que los B-25J tenían bastantes años de servicio, no solo en la FAV sino previamente con la USAAF durante la Segunda Guerra Mundial.

El vuelo siguió hasta Maracay sin novedad y rutinario, después del aterrizaje en la base aérea ‘El Libertador’, mientras Fuguet llenaba la libreta de vuelo le preguntó al sargento Lara Carrillo, cual fue la falla que se presentó y como la había resuelto en vuelo un problema del alternador desde el tablero, su repuesta fue corta y sencilla: «le quite el bombillo mi teniente».

El teniente Eutimio Fuguet Borregales, al frente de un B-25J

Por Erwin Fuguet

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