La Operación Relámpago

En la mañana del  viernes 24 de junio de 1960, el presidente de la República Rómulo Betancourt, se dirigía por la Avenida de Los Próceres de la ciudad de Caracas para asistir a los actos de la celebración de la Batalla de Carabobo y día del Ejército venezolano. De repente, cerca de las 9:30, un carro cargado con 64 Kg. de TNT estalló a control remoto justo al paso de la caravana presidencial.

Betancourt sobrevive, reacciona inmediatamente ante la explosión, un zumbido espantoso lo aturde, tiene cubierta la cara de sangre, le arde la piel, están destrozados sus anteojos de gruesos aros oscuros y logra con un impulso concentrado abrir la puerta a pesar de sus quemaduras en las manos. También resultaron heridos el general de brigada Josué López Henriquez, ministro de la Defensa y su señora esposa. Menos suerte corrió el coronel (Av.) Ramón Armas Pérez y quien era el jefe de la Casa Militar del Presidente, luego ascendido a general de brigada post mortem.

Inmediatamente se realizaron las investigaciones de rigor y se llega a la conclusión de que el atentado se trata de un ajuste de cuentas del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo contra el mandatario venezolano.

Estado en que quedó la limusina presidencial blindada Cadillac

Enemigos acérrimos

El régimen de Rafael Leónidas Trujillo, quien estaba en el poder desde 1930, se caracterizó por la represión política, el culto a la personalidad y la persecución de los opositores políticos, más allá de las fronteras de la República Dominicana.

Las diferencias entre Trujillo y Betancourt tuvieron momentos culminantes cuando entre los años de 1945 al 1948, Santo Domingo se convirtió en el centro de conspiración de los adversarios de la Revolución de Octubre que derrocó en 1945, el gobierno del general de división Isaías Medina, reemplazado por una Junta Cívico-Militar  presidida por Betancourt.

Uno de los primeros actos de gobierno de la Junta Cívico-Militar fue condenar y romper relaciones diplomáticas con todos los regímenes no democráticos, como España, Nicaragua y especialmente República Dominicana.

Precisamente en esta nación caribeña, comenzaron a reunirse los disidentes venezolanos bajo la protección del régimen de Trujillo, quien apoyó varios proyectos de invasión y ataques a Venezuela, incluyendo el uso de aviones bombarderos North American B-25 Mitchell pintados con los colores de la Fuerza Aérea Venezolana y pilotados por mercenarios, plan que no llegó a ejecutarse. Por su lado la Aviación Militar Dominicana, una de las más poderosas del Caribe en esa época, dispuso de un caza North American P-51K Mustang pintado de negro y especialmente preparado para realizar vuelos de reconocimiento de largo alcance a los países opositores al Régimen dominicano.

Caza North American P-51K Mustang llamado «El Negrito» de la FAD, utilizado para misiones de reconocimiento (Perfil: Darío Silva)

En septiembre de 1948, durante una cumbre de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington, Betancourt denunció la dictadura dominicana y solicitó de los países miembros el no reconocimiento del régimen, esto enfureció a Trujillo.

En diciembre de 1948 un golpe de estado encabezado por los entonces tenientes coroneles Carlos Delgado Chalbaud, Marcos Pérez Jiménez y Luis Felipe Llovera Páez, depuso al presidente de Venezuela, Rómulo Gallegos. El partido Acción Democrática fue declarado ilegal y su fundador, Rómulo Betancourt, marchó al exilio y estando en Costa Rica fue acosado por el Servicio de Inteligencia Dominicano que en más de una ocasión intentó asesinarlo.

En Venezuela, Marcos Pérez Jiménez tomó las riendas del poder y tuvo en Trujillo un aliado político. Años después, el 23 enero de 1958 fue derrocado por un movimiento cívico militar. El dictador venezolano huyó en el avión presidencial Douglas C-54A Skymaster, llamado popularmente ‘La Vaca Sagrada’, hacia Santo Domingo.

Con la caída de la dictadura de Pérez Jiménez, las relaciones con el régimen de República Dominicana decayeron rápidamente y sumado el regreso a Venezuela de Betancourt, quien en 1959 fuera elegido en elecciones democráticas como presidente de la República, Trujillo nuevamente empezó a conspirar en contra de su enemigo jurado de años.

La Retaliación

Del carro bomba, un Oldsmobile modelo 1954 color verde, no quedó casi nada, sin embargo la placa  (matrícula) conduciría a la propiedad del vehículo, pista importante para armar el rompecabezas y que luego de transcurrir unas pocos horas, se descubre que fue a través de un avión Curtiss C-46 de la compañía de aviación venezolana RANSA que introdujo armas y los explosivos empleados en el intento de magnicidio.

Restos del carro bomba Oldsmobile modelo 1954

El presidente Betancourt fue trasladado al  Hospital Clínico de la Ciudad Universitaria y luego de recibir los primeros auxilios, le fue informado de la situación y de las pruebas que señalaban al régimen de Trujillo como responsable.

Las Fuerzas Armadas venezolanas estaban en alerta máxima y 100 % acuarteladas esperando órdenes dado la gravedad de lo sucedido. Betancourt, ya en el Palacio de Miraflores en horas de la medianoche, deseaba inmediatamente realizar una operación militar en contra de República Dominicana.

El general de brigada Antonio Briceño Linares y el teniente coronel Luis Arturo Ordoñez, comandante general de la Fuerza Aérea Venezolana (FAV) y jefe de III Sección del Estado Mayor Aéreo, respectivamente, daban a conocer al presidente las ventajas y desventajas de una operación militar. Betancourt exige enérgicamente claridad en las recomendaciones para las acciones que se tomarían inmediatamente.

Las recomendaciones finales fueron buscar apoyo continental, denunciar a la República Dominicana ante los organismos internacionales por agresión abierta y directa contra el presidente de Venezuela y solicitar que fueran aplicadas sanciones que se establecen en el Convenio de Río de Janeiro. Por otro lado, se ponía en estado de alerta a las Fuerzas Armadas con fin de emplearlas en acción conjunta ya sea ofensivamente o defensivamente, contra cualquier acción hostil de República Dominicana, y en caso de que los organismos internacionales no cumplan con su cometido, preparar un ataque aéreo de retaliación.

Al final de la reunión, un impaciente y molesto Betancourt repetía: “Es necesario, así lo quiero, que aunque sea el reventar de un chopo se escuche en la Plaza Rafael Leónidas Trujillo”. Eran cerca de las 3:00 am del 25 de junio y el presidente ordena la preparación en estricto secreto, del ataque que llevaría a cabo la Fuerza Aérea Venezolana.

La Operación Relámpago

Bautizada con este nombre por el propio Betancourt, la “Orden de Operaciones Relámpago”, empezó a planificarse secretamente para establecer el inventario y personal que participarían en la operación, siendo realmente por primera vez que la FAV se encontraba en pie de guerra contra otra nación.

Para 1960, la FAV contaba con tres escuadrones de caza con 15 De Havilland Vampire FB.52/T.11, 20 De Havilland Venom FB.54 y 20 North American F-86F Sabre y dos escuadrones de bombardeo con 12 BAC Canberra y 15 North American B-25J Mitchell.

El enemigo es insular y lejano, por lo que se alertó al Escuadrón de Bombardeo B-39 y sus bombarderos Canberra para ejecutar la misión, del que se disponía de tres versiones; tres B.Mk.2 de bombardeo, siete B(I).Mk.8 de ataque e interdicción y dos T.Mk.4 de entrenamiento operacional.

Los aviones Canberra de la FAV se alertaron para la misión de ataque a República Dominicana

El día 26 de junio en el campo diplomático la situación es intensa y los organismos internacionales reaccionan positivamente para Venezuela, sin embargo Betancourt no desiste en que se continúe y acelere los preparativos para lanzar la operación de retaliación.

Los preparativos avanzan a toda marcha, el personal del Escuadrón B-39 analiza los efectos de las bombas de 100, 250, 500 y 1.000 libras que tiene disponible el Servicio de Armamento. El Servicio de Meteorología de la FAV analiza posibles vientos, direcciones de ataque y rutas de salida y evasión que ejecutarían los Canberra. Razones técnicas, disponibilidad de material, búsqueda de éxito de la operación y aprovechar al máximo el rendimiento del equipo aéreo dado la distancia del ataque, se llega a la conclusión que los bombarderos Canberra llevasen dos bombas de 1.000 libras c/u.

El Enemigo

La Aviación Militar Dominicana en la era de Trujillo tuvo su época de oro y expansión como nunca en toda su historia, sin embargo para finales de la década de 1950 estaba ya en franco declive dando los innumerables bloqueos y escollos para renovar el material aéreo.

En el año de 1960 se contaba con una fuerza de 16 cazabombarderos De Havilland Vampire FB.50 adquiridos en 1956 y unos pocos disponibles de los 25 Vampire Mk.1, versión interceptor más antigua en servicio desde 1954, los cuales varios estaban fuera de servicio como fuente de repuestos para los FB.50 más modernos. Ambas versiones eran de segunda mano y procedían de la Fuerza Aérea de Suecia.

Cazas bombarderos De Havilland Vampire FB.50 en la base aérea ‘Presidente Trujillo’ de San Isidro

Complementando a los Vampire, existían alrededor de 28 cazas North American F-51D Mustang Disponibles de los 42 originalmente adquiridos a Suecia entre 1952-1953. Por otro lado se contaba con cinco Douglas A-26B Invader originalmente destinados a una compañía cartográfica chilena, pero que fueron confiscados cuando hicieron escala en República Dominicana en 1959 por falta de documentación necesaria. Luego fueron militarizados y armados en su configuración original de ataque y bombardeo.

Las defensas antiaéreas estaban a cargo de cuatro montajes triples de cañones Hispano-Suiza 804 de 20 mm, como protección de la Base Aérea ‘Presidente Trujillo’ donde se agrupaban los aviones de combate dominicanos.

Línea de cazas North American F-51D Mustang del Escuadrón de Caza ‘Ramfis’, Fuerza Aérea Dominicana
North American F-51D Mustang matricula 1919 del Escuadrón de Caza ‘Ramfis’ (Perfil: Darío Silva)

La principal oposición que encontrarían los aviones venezolanos eran los 16 Vampire FB.50 que se mantendrían alertas y vigilantes, además de un radar que podía detectar a 75 millas a los incursores.

Los problemas

Para frustración de los planificadores de la operación, el Servicio de Armamento de la FAV comunica que la disponibilidad de las bombas para armar a los Canberra no era totalmente real, ya que para las de 1.000 libras no había espoletas en inventario. Betancourt exigía una operación efectiva, destructiva, sorpresiva, única y rápida, y con los pocos medios aéreos efectivos disponibles para lograrlo, la bomba de 1.000 libras era la única que podía garantizar resultados positivos.

Dado que la bomba era de fabricación estadounidense y la espoleta de origen inglés, para la noche del 26 de junio se inició una intensa actividad diplomática-militar con EE.UU. y el Reino Unido para obtener las espoletas. Los contactos en la Cancillería y en la Fuerza Aérea son de máximo esfuerzo dado la premura para lanzar la operación.

El problema de las espoletas para las bombas de los Canberra, obligó a la FAV a preparar un plan de contingencia y en la mañana del 27 de junio se decide incluir en la misión al Escuadrón de Bombardeo B-40 con aviones B-25J. Esta unidad es puesta en alerta y sus efectivos recibieron la orden de acuartelamiento del 100 % y entrar en fase de entrenamiento intensivo para acción de combate en bombardeo de objetivo fijo a distancia de 600 millas, con peso completo.

Los bombarderos North American B-25J Mitchell del Escuadrón de Bombardeo B-40 la FAV también se activaron como respaldo para la misión.

Al comienzo de los entrenamientos, las tripulaciones de los B-25J desconocían el objetivo real y cuando fueron informados de la misión a República Dominicana, su principal preocupación fue el combustible. Eran capaces de llegar y atacar, pero el vuelo de regreso era lo que mantenía ocupado las mentes de los pilotos, que inclusive consideraron el uso botes salvavidas y rutas de emergencia hacia Curazao.

La situación del Escuadrón B-40 no era alentadora. De sus quince aviones B-25J, solo estaban operativos seis y estos tenían problemas con sus miras de bombardeo Norden y sistemas de oxígeno para los pilotos y tripulantes para vuelos a 15.000 pies de altura en rutas largas.

Dado la situación, para el 28 de junio, Betancourt da la orden de planificar a las Fuerzas Armadas sobre acciones a futuro al mismo tiempo que avanzaran en las gestiones internacionales encaminadas con buen augurio por la Cancillería.

La FAV estaba lista para defender el espacio aéreo nacional, desplegando cazas F-86F en el aeropuerto de Maiquetía para realizar patrullajes sobre el litoral central venezolano en protección de la capital y sus aviones bombarderos se alistaban solventando sobre la marcha las fallas y problemas presentes. Por otro lado se emplazaron cañones antiaéreos Bofors M1 de 40/60 mm, entre otros, y sus respectivos reflectores de búsqueda, del entonces Grupo de Artillería Antiaérea ‘Rivas’ Nº 1 del Ejército, en varias zonas de Caracas.

Los North American F-86F Sabre del Escuadrón de Caza C-36 realizaron misiones de patrullaje del espacio aéreo venezolano durante la crisis (Perfil: Darío Silva)

El 2 de julio la Fuerza Aérea Venezolana tiene lista la “Orden de Operaciones” y dado que todavía existía la posibilidad de que Trujillo continuará en su empecinamiento de eliminar a cualquier costo a Rómulo Betancourt y atacar a Venezuela mediante seis aviones dominicanos capaces de ello, se ordenó la distribución de  la “Orden de Operaciones 15.1.E” para seis receptores en sobres cerrados, lacrados y sellado como Secreto a ejecutarse a la orden del presidente de la República. Los receptores fueron el ministro de la Defensa, el comandante general de la Aviación, y los comandantes de las bases y escuadrones que intervendrían en la misión.

El desenlace

Gracias a que las medidas diplomáticas prevalecieron, no hubo necesidad de emprender una acción militar contra República Dominicana, y una condena continental recayó sobre Rafael Leónidas Trujillo, quien casi un año después, el 30 de mayo de 1961 terminó muerto a tiros en una emboscada, acabando así sus 31 años de régimen dictatorial.

Por su lado Rómulo Betancourt empezó afrontar una nueva amenaza, esta vez de la insurgencia armada de izquierda apoyada por el régimen de Fidel Castro de Cuba. Betancourt logró imponerse a varios levantamientos militares e intentos de golpe de estado, terminando su mandato constitucional en 1964.

Durante la crisis con República Dominicana, fue decepcionante para los planificadores de la «Operación Relámpago» no contar con los medios completamente efectivos y operacionales que garantizarán satisfactoriamente el cumplimiento de la misión, en el caso de que se hubiera dado la orden de ataque. Muchos tenían dudas sobre el éxito de la operación, inclusive dentro de la Fuerza Aérea.

Sobre los medios aéreos protagonistas, en los años siguientes la flota de aviones B-25J fue ampliada con un lote de nueve ejemplares provenientes de los excedentes de la Fuerza Aérea Canadiense. Pasaron de su función de bombarderos a desempeñar principalmente misiones de contrainsurgencia (COIN) hasta su retiro del servicio en 1973, cuando fueron reemplazados por los North American OV-10E Bronco.

La flota de aviones Canberra también fue ampliada con la compra de doce B.Mk.2 adicionales, además de dos PR.Mk.3 de reconocimiento estratégico de largo alcance en 1966. El nuevo enemigo seguía siendo lejano e insular. En la década de 1970 todos los Canberra fueron modernizados y mejorados, manteniéndose en servicio hasta 1990, pasando a la historia como los Peacemakers de la región.

Por: Delso López Lugo

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